Baltazar Hinojosa Ochoa asume la responsabilidad que le
toca por la derrota electoral del 5 de julio. Ya está de regreso en la capital
tamaulipeca; se reunión con los dirigentes de su partido y ahí estableció que,
al grito de ya, va a trabajar intensamente para que su partido recupere la
gubernatura y las alcaldías que perdió.
Confiesa Hinojosa Ochoa que terminada la elección, reconoció
su derrota y se tomó unos días para reflexionar sobre lo acontecido; que leyó,
luego dejo de leer, todo lo que se escribió sobre las razones del
comportamiento de los electores. No comparte, dice, esas interpretaciones y, en
cambio, hace notar algunos elementos que, en términos multifactoriales, dieron
pie a la derrota electoral.
Por ejemplo, confiesa que al inicio de la campaña los
encuestadores le decían que 62 de cada 100 tamaulipecos no estaban dispuestos a
votar por su partido, por su candidatura. Y que, de pronto subió hasta 66, pero
que a la postre, gracias al trabajo se bajó hasta el 50%. Y eso, se entiende,
levanto el ánimo de la campaña: pero, porque sucedió, la tremenda voltereta de
votos emitidos, ¿Qué sucedió con el voto duro?
Ante los priistas Baltazar Hinojosa hace un recuento de
hechos y de coyunturas. Que los encuestadores afirmaban que no votaría más del
40% y, la realidad, fue totalmente distinta, según las cuentas del IETAM. Le
concede Baltazar la derrota a la inseguridad pública; que los ciudadanos
pasaron la factura. Y agrega que, a ese problema, se tiene que agregar otro: el
de la desigualdad social… por cierto, ya José Benites, de SEDESOL estatal,
anuncio que ya no hay despensas… o sea que los recortes si afectan a los
programas sociales.
El plato fuerte, o la decisión fuerte, que anuncia
Baltazar es su intención de abanderar un frente opositor, para reconstruir,
construir, las condiciones de que su partido, el PRI, vuelva al poder, para
recuperar la gubernatura, las alcaldías y diputaciones que se perdieron. Ya lo
dijo a la estructura del PRI y, se entiende, este martes que se reúna con los
medios de comunicación, confirmara su decisión de hacer un trabajo inteligente
de oposición, no criticar y rechazar por inercia.
Hay un punto en el discurso de Baltazar que tiene que
ponderarse, palabras más, palabras menos, afirma que no estamos incrementando
que la gente vote por el PRI. En otras palabras, el voto duro del partido respondió
y lo hizo bien. La cuestión es que hay un núcleo importante de la sociedad que
no se incorpora: los estudios/investigaciones dicen que, entre más estudio
tiene la población, menos se identifica con el PRI o que, de plano, los jóvenes
no se incorporan, ni votan por el mismo.
Así que, luego entonces, ya Baltazar tiene bien claro los
problemas que tienen que atajarse: la
inseguridad pública y la desigualad social en el ámbito gubernamental; y
en el ámbito partidista, ampliar el espectro de la militancia: ir por quienes,
casi por inercia, ni militan, ni votan por el tricolor, es decir, las nuevas
generaciones. Ahora, la cuestión, es como se pueden implementar decisiones y
políticas relativas; como frente opositor podrá, por decir, abanderar las
causas sociales… retomar aquello de la democracia con justicia social.
No es fácil la tarea que Baltazar está asumiendo: tiene
que lograr, en los hechos, que el PRI recupere la confianza de la ciudadanía;
tiene que lograr que las acciones del partido, como de sus legisladores, se
identifiquen con las necesidades y problemas de la comunidad, que se olviden de
protagonismos y de que, a como dé lugar, tienen que servirse. Por cierto, con
eso de que el gobierno es un botín, ya panista del centro apartan hasta
secretarias para sus hijos y sobrinos. Si no es ahora, cuando, piensan.
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