jueves, 25 de agosto de 2016

CURARSE EN SALUD.

Decimos que alguien se quiere curar en salud, o que se está curando en salud, quien de manera anticipada se justifica a que algo no se hizo de la mejor manera o en forma correcta. Es lo que están haciendo los diputados, entre ellos Arsenio Ortega Lozano y Alfonso de León Perales, uno del PT y el otro independiente. También, en este grupo, se puede incluir al extesorero de Guerrero, Erasmo Martínez Álvarez.


La actitud de reclamo de los diputados Arsenio Ortega Lozano como de Alfonso de León Perales nace en el contexto de la aprobación de las cuentas públicas municipales. Para este momento ya suman 141 cuentas listas para que el pleno las avale, puesto que la Comisión Permanente ya les dio el visto bueno.


Hay, sin embargo, la percepción de toda la vida: que los diputados aprueban al vapor las cuentas públicas. Percepción que Ramiro Ramos Salinas, como Presidente del Congreso niega; los hechos lo desmienten, sobre todos con las puntualizaciones que hacen los diputados de la oposición, entre ellos los ya mencionados Ortega y De León Perales.


En el caso de Ortega Lozano, sus palabras son contundentes: Los documentos los recibimos al vapor porque no hay manera de llamar al titular de la dependencia que esa siendo auditada, pero si no tenemos más información ¿a qué lo llamamos, a una visita de cortesía. Ningún diputado tiene documentos para poder decir esta factura esta alterada, este presupuesto estuvo mal aplicado, no tenemos los elementos”.


De León Perales, por su parte, hace notar que el procedimiento para la revisión y la aprobación de las cuentas públicas; enfatiza que no hay una revisión, un análisis, de cada una de las cuentas. En pocas palabras, que los diputados reciben un dictamen de la Auditoria Superior del Estado y así, sin más, los aprueban: no revisan, no analizan, no ponen en tela de juicio los números, las facturas, etcétera.


Y el problema no es el tiempo. Porque el mismo Ramiro Ramos Salinas hace notar que algunas cuentas quedan pendientes porque uno que otro diputado quiere revisar bien, digamos con lupa, los números. Es el caso de la cuenta pública de Matamoros, la de Leticia Salazar. Seguimos siendo testigos, en todo caso, de un tratamiento político y no contable de las cuentas públicas por parte de los diputados.


En el caso de Erasmo Martínez Álvarez, es para Ripley: llego al Congreso para pedir que se revisen las cuentas públicas del gobierno municipal de Guerrero; afirma que, como tesorero, fue obligado a autorizar pagos irregulares, sobre todo en la obra pública. Y que renuncia, dice, para que no lo involucren en malos manejos. En fin, bien que hace la denuncia, pero, la verdad, ¿Cuánto tiempo duro en el cargo? ¿Por qué renuncia a pocos meses de que termine el periodo del gobierno municipal?


Año tras años, al aprobar las cuentas públicas, es el mismo circo: aprobar al vapor las cuentas públicas, dejar pendientes algunas por cuestiones políticas; y se reciclan las quejas de los diputados de oposición. Que no tienen tiempo, que no disponen de elementos para revisarlas… pero no van más allá, es decir, a modificar la ley o el procedimiento. Así la Auditoria Superior del Estado es la que dice la última palabra: los diputados solo levantan la mano.


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