Decimos que alguien se quiere curar en salud, o que se está
curando en salud, quien de manera anticipada se justifica a que algo no se hizo
de la mejor manera o en forma correcta. Es lo que están haciendo los diputados,
entre ellos Arsenio Ortega Lozano y Alfonso de León Perales, uno del PT y el
otro independiente. También, en este grupo, se puede incluir al extesorero de
Guerrero, Erasmo Martínez Álvarez.
La actitud de reclamo de los diputados Arsenio Ortega Lozano
como de Alfonso de León Perales nace en el contexto de la aprobación de las
cuentas públicas municipales. Para este momento ya suman 141 cuentas listas
para que el pleno las avale, puesto que la Comisión Permanente ya les dio el
visto bueno.
Hay, sin embargo, la percepción de toda la vida: que los
diputados aprueban al vapor las cuentas públicas. Percepción que Ramiro Ramos
Salinas, como Presidente del Congreso niega; los hechos lo desmienten, sobre
todos con las puntualizaciones que hacen los diputados de la oposición, entre
ellos los ya mencionados Ortega y De León Perales.
En el caso de Ortega Lozano, sus palabras son contundentes: Los
documentos los recibimos al vapor porque no hay manera de llamar al titular de
la dependencia que esa siendo auditada, pero si no tenemos más información ¿a qué
lo llamamos, a una visita de cortesía. Ningún diputado tiene documentos para
poder decir esta factura esta alterada, este presupuesto estuvo mal aplicado,
no tenemos los elementos”.
De León Perales, por su parte, hace notar que el
procedimiento para la revisión y la aprobación de las cuentas públicas;
enfatiza que no hay una revisión, un análisis, de cada una de las cuentas. En
pocas palabras, que los diputados reciben un dictamen de la Auditoria Superior
del Estado y así, sin más, los aprueban: no revisan, no analizan, no ponen en
tela de juicio los números, las facturas, etcétera.
Y el problema no es el tiempo. Porque el mismo Ramiro Ramos
Salinas hace notar que algunas cuentas quedan pendientes porque uno que otro
diputado quiere revisar bien, digamos con lupa, los números. Es el caso de la
cuenta pública de Matamoros, la de Leticia Salazar. Seguimos siendo testigos,
en todo caso, de un tratamiento político y no contable de las cuentas públicas
por parte de los diputados.
En el caso de Erasmo Martínez Álvarez, es para Ripley: llego
al Congreso para pedir que se revisen las cuentas públicas del gobierno
municipal de Guerrero; afirma que, como tesorero, fue obligado a autorizar
pagos irregulares, sobre todo en la obra pública. Y que renuncia, dice, para
que no lo involucren en malos manejos. En fin, bien que hace la denuncia, pero,
la verdad, ¿Cuánto tiempo duro en el cargo? ¿Por qué renuncia a pocos meses de
que termine el periodo del gobierno municipal?
Año tras años, al aprobar las cuentas públicas, es el mismo
circo: aprobar al vapor las cuentas públicas, dejar pendientes algunas por
cuestiones políticas; y se reciclan las quejas de los diputados de oposición.
Que no tienen tiempo, que no disponen de elementos para revisarlas… pero no van
más allá, es decir, a modificar la ley o el procedimiento. Así la Auditoria Superior
del Estado es la que dice la última palabra: los diputados solo levantan la
mano.
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