martes, 23 de agosto de 2016

GOBERNABILIDAD TAMAULIPECA

Uno de los principios, o de los requisitos, para que un gobierno funcione, sea priista, panista o perredista, es que tenga condiciones favorables de “gobernabilidad”, es decir, que no haya factores desde formales o de hecho que impida que se pueda desarrollar un excelente gobierno. Gobernabilidad significa que se pueda ejercer el poder sin restricciones y que, por eso, las políticas públicas vayan por un camino fácil.


Si nos vamos a la teoría del Estado, recordaremos que en la época moderna se sigue utilizando, como premisa de la organización del Estado, la división del mismo en tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Dice la teoría, nunca deben estar los tres poderes supeditados a una persona para evitar, reiteran, los abusos y el mal uso del poder. Es la teoría, la práctica es muy distinta.


En el caso mexicano desde que el PRI nació para gobernar, esa división de poderes no existe en la práctica. Daniel Cossío Villegas desnudo al sistema político mexicano y hasta menciona a los poderes facticos; y Jorge Carpizo, en El Presidencialismo Mexicano, habla de los poderes metaconstitucionales del Presidente. Y es que, en la práctica, el Presidente ha sido también quien ejerce el poder en el Judicial y en el Legislativo.


A esa situación en la práctica, se le llama “colaboración” entre poderes. Y es, esa condición, lo que pone en entredicho la famosa “división de poderes”. Todo parte porque el Presidente es el Primer (priista, panista, perredista). Es quien palomea a los que serán legisladores; le deben, pues obediencia; y estos, a sus vez, son los que designan a los magistrados del Poder Judicial. Todos, pues, dependen de la misma voluntad.


El problema de la gobernabilidad se puede ejemplificar con el gobierno de Fox: envió una propuesta de presupuesto a la Cámara de Diputados, donde no tenía mayoría panista; aprobaron una distinta, con modificaciones y la regresaron para que Fox hiciera los ajustes. La veto y la regreso, en términos de la origina. Eso provoco un conflicto y tuvo que intervenir la Suprema Corte de Justicia: se lavó las manos, castigo al pueblo, dejando “congeladas” las cuentas o rubros en conflicto… para no paralizar al gobierno ante la falta de presupuesto.


En Tamaulipas nunca hubo problemas de gobernabilidad en términos políticos. Todos los gobernadores priistas han tenido a modo tanto al Poder Legislativo como al Judicial. Y con la alternancia sucederá lo mismo, al menos, es lo que ya se está observando: el Congreso Local tendrá mayoría del PAN. Y para el Poder Judicial, ya se dieron los primeros pasos: resulta que Egidio Torre Cantú ya hizo la propuesta de Horario Ortiz Renán para que ocupe la plaza de magistrado de Jose Herrera Bustamante. El mecanismo fue muy simple: a Herrera ya no se le propuso para ser ratificado.


Nadie desconoce que Ortiz Renán es uno de los hombres más fieles, seguidores, de todas las confianzas del gobernador electo Francisco Javier García. Ya como magistrado, el siguiente paso será que, el resto de sus compañeros, para evitarse problemas, decidan pues darle el nombramiento de Magistrado Presidente. Y habrá, pues, colaboración entre los poderes.


La concentración del poder político será una realidad. Mas cuando para renovar a la dirigencia de su partido, el PAN estatal, se operó para que solo se inscribiera una planilla: acto contrario a como nos tienen acostumbrados los panistas, a todo decidirlo en una contienda democrática. Y más, aun, cuando el próximo líder panista Francisco Elizondo tuvo a bien invitar al hermano del gobernador electo para que funja como “Secretario General” del Comité Estatal.


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