Uno de los principios, o de los requisitos, para que un
gobierno funcione, sea priista, panista o perredista, es que tenga condiciones
favorables de “gobernabilidad”, es decir, que no haya factores desde formales o
de hecho que impida que se pueda desarrollar un excelente gobierno.
Gobernabilidad significa que se pueda ejercer el poder sin restricciones y que,
por eso, las políticas públicas vayan por un camino fácil.
Si nos vamos a la teoría del Estado, recordaremos que en
la época moderna se sigue utilizando, como premisa de la organización del
Estado, la división del mismo en tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y
el Judicial. Dice la teoría, nunca deben estar los tres poderes supeditados a
una persona para evitar, reiteran, los abusos y el mal uso del poder. Es la
teoría, la práctica es muy distinta.
En el caso mexicano desde que el PRI nació para gobernar,
esa división de poderes no existe en la práctica. Daniel Cossío Villegas
desnudo al sistema político mexicano y hasta menciona a los poderes facticos; y
Jorge Carpizo, en El Presidencialismo Mexicano, habla de los poderes
metaconstitucionales del Presidente. Y es que, en la práctica, el Presidente ha
sido también quien ejerce el poder en el Judicial y en el Legislativo.
A esa situación en la práctica, se le llama
“colaboración” entre poderes. Y es, esa condición, lo que pone en entredicho la
famosa “división de poderes”. Todo parte porque el Presidente es el Primer
(priista, panista, perredista). Es quien palomea a los que serán legisladores;
le deben, pues obediencia; y estos, a sus vez, son los que designan a los magistrados
del Poder Judicial. Todos, pues, dependen de la misma voluntad.
El problema de la gobernabilidad se puede ejemplificar
con el gobierno de Fox: envió una propuesta de presupuesto a la Cámara de
Diputados, donde no tenía mayoría panista; aprobaron una distinta, con
modificaciones y la regresaron para que Fox hiciera los ajustes. La veto y la
regreso, en términos de la origina. Eso provoco un conflicto y tuvo que
intervenir la Suprema Corte de Justicia: se lavó las manos, castigo al pueblo,
dejando “congeladas” las cuentas o rubros en conflicto… para no paralizar al
gobierno ante la falta de presupuesto.
En Tamaulipas nunca hubo problemas de gobernabilidad en
términos políticos. Todos los gobernadores priistas han tenido a modo tanto al
Poder Legislativo como al Judicial. Y con la alternancia sucederá lo mismo, al
menos, es lo que ya se está observando: el Congreso Local tendrá mayoría del
PAN. Y para el Poder Judicial, ya se dieron los primeros pasos: resulta que
Egidio Torre Cantú ya hizo la propuesta de Horario Ortiz Renán para que ocupe
la plaza de magistrado de Jose Herrera Bustamante. El mecanismo fue muy simple:
a Herrera ya no se le propuso para ser ratificado.
Nadie desconoce que Ortiz Renán es uno de los hombres más
fieles, seguidores, de todas las confianzas del gobernador electo Francisco
Javier García. Ya como magistrado, el siguiente paso será que, el resto de sus
compañeros, para evitarse problemas, decidan pues darle el nombramiento de
Magistrado Presidente. Y habrá, pues, colaboración entre los poderes.
La concentración del poder político será una realidad.
Mas cuando para renovar a la dirigencia de su partido, el PAN estatal, se operó
para que solo se inscribiera una planilla: acto contrario a como nos tienen
acostumbrados los panistas, a todo decidirlo en una contienda democrática. Y
más, aun, cuando el próximo líder panista Francisco Elizondo tuvo a bien
invitar al hermano del gobernador electo para que funja como “Secretario
General” del Comité Estatal.
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