El PAN logro la alternancia en Tamaulipas tras 86 años de
dominio de la familia revolucionaria. Fue Francisco Javier García Cabeza de
Vaca quien lo logro; lo hizo enarbolando la bandera de que llegaban “Vientos de
Cambio”. Todavía no asume la gubernatura y ya da indicios de que, esos vientos,
no llegaran a Tamaulipas.
Tras una campaña político-electoral ríspida el electorado
salió a votar, un 12% más que hace 6 años, y decidió un rumbo. La gente, la
ciudadanía en general, creyó en los vientos de cambio; los expertos afirman que
votaron por el PAN por el hartazgo de corrupción e impunidad. Y los primeros
indicios de que pudo ser solo una promesa de campaña se dio cuando recibió la
constancia de gobernador electo.
Ahí, frente al IETAM, frente a una multitud testigo de su
triunfo político-electoral, Francisco Javier dio los primeros indicios de que
no llegaran los vientos de cambio. Afirmo, si, afirmo contundentemente que no hará
una cacería de brujas, en pocas palabras, que no meterá a la cárcel a
corruptos… a menos, si, dijo, que haya evidencias de que hicieron mal las
cosas.
No es que la gente, vaya pues, quiera que se meta a unos
y otros a la cárcel, que haga como lo hizo Manuel Cavazos Lerma, como Tomas
Yarrington persiguió a otros o como el propio Egidio Torre Cantú también dio
ejemplo de combatir a la corrupción. Pero si hay la percepción de corrupción,
de impunidad, es porque hay cosas, hechos, que no se pueden ocultar, y uno es
la riqueza, para unos inexplicables, para otros explicables: saqueo del erario público
o aprovecharse del cargo para llenar la bolsa.
Y el segundo indicio de que no habrá vientos de cambio se
está dando, precisamente, en la renovación de su partido. Ya se da por sentado
que Ismael, el hermano del gobernador electo será el Secretario General a nivel
estatal. No hay disfraz, ni disimulo: será el que, a la postre, represente los
intereses del gobernador, su hermano, para decidir, por ejemplo, las
candidaturas en el 18. Dicen, será el Gamundi de Geño. El Presidente, sin la
menor duda, será un cero a la izquierda.
Ismael, que viene de perder una elección en Reynosa, no
será el hermano incómodo. Sera el hermano operador político. Ya Maquiavelo, en
El Norte, nos recordó el hecho de los
hermanos Moreira en Coahuila y se pregunta: ¿será el principio para emularlos y
preparar el terreno para que sea el próximo gobernador de Tamaulipas? Se
entiende que lo manda al partido porque ahí no se le califica como “nepotismo”,
en caso de que lo hiciera funcionario público o contratista consentido del
sexenio.
Los vientos de cambios se extinguen porque, en la práctica,
ya el gobernador electo Francisco Javier, avisa que va a gobernar exactamente
como lo ha hecho el PRI: centralizando el poder, convirtiéndose en el líder
real de su partido, ser la única voz autorizada para que se mueva o se dejen de
hacer cosas en su gobierno. Fue lo que hizo Vicente Fox como Felipe Calderón en
la Presidencia. Fueron iguales, por eso, la sociedad luego les dio la espalda.
Cuando un gobernante comete errores que, no se harían si
se aplica el sentido común, lo primero que uno piensa: es que el gobernante no
tiene buenos asesores y, en el otro extremo, que no se deja asesorar. En todo
caso, el resultado es el mismo: olvidar que no se tiene la sabiduría completa o
no reconocer que dos piensan mejor que uno. El pueblo, al final, es quien sufre
las consecuencias de malas decisiones.
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