De un tiempo acá las mujeres van ganando terreno en todos
los ámbitos; y el político-electoral es uno de ellos. La legislación electoral,
y la particular de algunos partidos políticos, les conceden a las mujeres
determinados derechos que se tienen que cumplir al momento de nombrar
candidatos a puestos de elección popular. Para alcaldes de Tamaulipas, por
decir, 22 candidatos tienen que ser mujer.
Y en el caso de los municipios la integración de las
planillas del cabildo, forzosamente, también tienen que cumplir el requisito de
la equidad de género. Por eso dicen que la equidad política es horizontal, pero
también es vertical. Con esto, lo que se busca, es darle a la mujer un
empoderamiento de tal suerte que sus ideas y acciones se vean, se sientan, en
la vida pública del país.
CUESTION DE CAPACIDAD.
La mujer ha vivido por años, o siglos, dentro de una
cultura de machismo o de marginación, discriminación pura. Con los movimientos
feministas del siglo pasado se inicia una transformación en la forma de ver, de
sentir y de actuar en relación con la mujer. Se dan ordenamientos laborales
primero, luego políticos; de tal suerte que hoy en día, avanza y se consolida,
una legislación en favor de la equidad de género.
Cada año, en el Día de la Mujer, se pronuncia uno y mil
discursos, se hacen eventos, se imparten conferencias, se publican libros. Sin
embargo, la explicación más socorrida para explicar la discriminación de la
mujer, es que todo es cuestión de cultura: ni la mujer, a veces, asume sus
propios derechos. Y en cuestión política, fue la llevada, traída, aplaudida y
vilipendiada Mercedes del Carmen Guillen Vicente, la que dijo que la
participación de la mujer en política no es cuestión de género, pero si de
talento, de capacidad.
EL GÉNERO EN LOS INDEPENDIENTES.
Me acorde de la expresión de Paloma al momento que leo
que Tania Gisela Contreras López, hoy por hoy, la primer mujer en presidir
(interinamente) al IETAM, informa que hay 23 aspirantes a ser candidatos
independientes a presidencias municipales. De ellos, asentó, 20 son hombres y 3
son mujeres. Efectivamente, en el censo y en el padrón electoral, porcentualmente
hay más mujeres, pero, se ve, se nota, no participan tantas.
Observando el panorama político resulta que a nivel
nacional luchan 6 por ser candidatos independientes; de ellos, 4 son hombres y
solo 2 mujeres. Y, por otra parte, los partidos políticos tienen a puros
hombres; en suma, 7 hombres y 2 mujeres, por si mismos, por decisión propia o
partidista, buscan el puesto de Enrique Peña Nieto; ni por asomo, en cuestión
de iniciativa, se da una competencia pareja de género. Luego, entonces, es por
capacidad, por recursos, y no solo por el simple género.
EL SEXO EN EL PODER.
Una revisión a la página del Senado, aparecen los
siguientes datos (actualizado en diciembre de 2017): hay 48 senadoras y 77
senadores. La cuenta no sale, porque en total son 125 y se compone de 128 en
total. En todos los partidos políticos es obvia la diferencia a favor de los
hombres. Incluso, uno se acuerda, si, del caso de las juanitas: las mujeres que
habiendo rendido protesta como legisladores presentaron su petición de permiso
para ser sustituidas por hombres, en algunos casos, por el marido.
Y si nos vamos al Poder Ejecutivo, la verdad, la
discriminación de género es aún más patente: de 24 unidades o dependencias de
Enrique Peña Nieto, en lo que va del sexenio solo aparecen 4 mujeres: Claudia
Ruiz Massieu, Rosario Robles, Arely Gómez y María Cristina García Cepeda; y lo
que son las cosas, las 3 primeras han ocupado 2 cargos en la Administración
Pública Federal, sin contar que Arely Gómez antes fue Senadora. Con estos
datos, la verdad, ni para que revisar la estructura estatal o local.
LA CAPACIDAD NO TIENE GENERO.
Estoy convencido: la mujer es igual de capaz que el
hombre. Al menos, como docente por más de 30 años, los alumnos más brillantes
siempre fueron las mujeres; y los primeros lugares también. La cuestión de
genero se observa, eso sí, en el ambiente laboral y más en el político y en el
de servicio público, a nivel de decisión. ¿Por qué sucede así? La única
respuesta está en quienes toman la decisión para la selección y la
contratación. Se entiende que, en términos electorales, ya no es tan agudo este
problema.
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